Eres farol de mis noches, y la estrella de mis días. Tu primavera floreció, y así tu mi mente cautivaste. Tus ojos florecieron al mirarte, y mi voz quedo muda por un instante, y es hoy que despierto de amarte.
Tus ojos sí son faros celestes. Tu sonrisa si ampara mis sueños. Hoy siento, perdí tu presencia. Hoy pienso en morir sin ningún ego. Sin ningún fin real ni firme. Solo estar y quedar aquí, sin ti, pero siempre presente para ti.
Mi corazón sí murió sin tus ojos. Más pudo el dolor que la cordura. Tus ojos sí son únicos y no me basto con sonarte.
Pero sé, y tú sabes bien. No cometí un error al amarte. Así es que alcance nueva vida. Así es, como hoy, soy un nuevo hombre. Con una nueva vida, al servicio de tus días, y al servicio de tus noches.